MAGGIE [CINE]

El género zombi en el cine ha tenido muchas lecturas, sub-géneros y revisitaciones. Desde los clásicos de George A. Romero y su particular saga con estilo videoclub, pasando por los pseudo hits de taquilla como 'Guerra mundial Z', hemos tenido oportunidad de acercarnos a este emblemático tipo de cine con adaptaciones al más puro estilo hardcore como 'El amanecer de los muertos' (Zach Snyder); romances con gancho, 'Memorias de un zombie adolescente' o nuevas y divertidas escaramuzas en el cine como las divertidas 'Zombie Party' o 'Zombieland'. Gracias, en gran medida, el resurgir de este tema tuvo su punto de inflexión en dos pilares, la novela de Max Brooks 'Guerra mundial Z' (2006) y sus muy interesantes guías de supervivencia y la popular serie de TV 'The walking dead'. Ambas ramas de un mismo arbol que a los fans, en mayor o menor medida...




...han devuelto la fe en un género que parecía caer en lo monótono y casposo. Gore aparte, que siempre ha ido de la mano en el género junto a un humor negro sin disfraces, 'Maggie' se presenta como una rama más en este universo de los muertos vivientes.

Rodada de forma intimista, rozando en muchos momentos el cine indie y con un formato que en demasía recuerda al televisivo (no por ello cae en detrimento), el debut en la dirección de Henry Hobson, hasta ahora conocido por ser el creador de numerosos títulos y secuencias de crédito, se deja ver con cierto interés por su planteamiento inicial. Peca y abusa de un continuado y en muchas ocasiones lento desarrollo de la pequeña trama que nos quiere contar, y prefiere basar toda la fuerza de su ejecución en imágenes en mostrar un cuadro coral de personajes. Motivaciones muy contenidas, actuaciones casi minimalistas para narrar de forma sistemática el proceso de infección en una adolescente que ve como su cuerpo y mente van alejándose de la realidad (gris y aislada) que sus seres queridos viven alrededor de ella. Abigail Breslin (la inolvidable Miss Sunshine) es la joven que sufre este descenso a los infiernos, que resulta una lectura muy paralela a terribles dramas personales como los vividos en los primeros años 80s por los afectados por VIH. 


Mostrar una "zombificación" del mismo modo que nos podrían contar la horrible experiencia familiar de una enfermedad terminal no deja de crear en el espectador un desasosiego que por momentos llega a cuajar y transmitir verdad. No huye de las imágenes truculentas típicas del género, pero cuida y en mucho su aspecto global para presentar realmente una historia intimista y personal más que el clásico espectáculo de sangre, persecuciones y momentos de angustia que este tipo de cine nos tiene acostumbrados. Bien es cierto que, por falta de experiencia en su desarrollo o por el choque que resulta para el público este nuevo enfoque del género, el film no logra en casi todo su metraje decantarse por seducir al espectador. Se mueve en un lento río que no pretende desembocar en ninguna conclusión. Solo nos plantea las dudas humanas y familiares de lo que representa un final ineludible para una persona.


Schwarzenegger, que hace las veces de productor (algo que sólo ha hecho en cine 3 veces), muestra su interés y pone al servicio del film su imagen y gancho para taquilla, a sabiendas que este giro de actuación en su carrera dista mucho de lo que se espera de él. Del mismo modo que el film, del que algunos trailers confieren una fuerza visual de la que carece, supone una radical vuelta de tuerca al género. Su icónica imagen de antiguo héroe de acción no sucumbe ante este drama, mantiene una contención que prevalece durante el film y no cae en consabidos tópicos que pudieran torpedear su propio proyecto. Para el recuerdo nos quedarán esas lágrimas que derrama en un par de ocasiones que harán las delicias a aquellos que se sintieron traicionados cuando vieron llorar a Clint Eastwood en 'Los puentes de Maddison'.


Sin ser redonda en su forma, sin acabar de conseguir atrapar al espectador por su falta de fuerza en lo dramático y sin llegar a reunir suficiente pulso narrativo para que las espectativas del espectador queden satisfechas, tal vez su punto fuerte sea ese final abrupto y sin concesiones. Pueda parecer que la conclusión durante el film sea predecible, pero para terminar de ser un poco más extraña dentro del género, esos minutos finales se antojan necesarios vistos los anteriores. Una depresiva historia que no culmina de abarcar los temas que presenta y se pierde en diatribas y medias subtramas que quedan sin respuesta. 


VALORACIÓN: 5/10

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